Viajar hacia adentro
Para encontrarnos con el Señor hay que viajar hacia adentro, porque sólo el hombre interior puede entrar en comunicación con el Señor. Los que viven permanentemente en la periferia del alma difícilmente llegarán a posesionarse del misterio viviente de Dios.
¿Qué es la periferia del alma? San Juan de la Cruz la describe como arrabales bulliciosos, llenos de niños que juegan y gritan, o como un mercado lleno de toda clase de gentes que pasan, conversan, compran y venden. Son los sentidos exteriores, la fantasía, la imaginación que perturba la percepción de las realidades interiores.
Si avanzamos hacia las profundidades, Juan de la Cruz distingue y divisa el alma de la que hace una fantástica descripción: es, dice, “una profundísima y anchísima soledad… inmenso desierto que por ninguna parte tiene fin”. Es, pues, el alma la región fronteriza entre Dios y el hombre y, al mismo tiempo, es el escenario donde se da el encuentro con el Señor.
Del libro “Itinerario hacia Dios” de padre Ignacio Larrañaga
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