Una gesta de liberación: Salmo 118 (117)
El Salmo 118 se parece a un inmenso anfiteatro donde se representa una gran ópera. En el escenario se desarrolla una gesta de liberación, con aires casi épicos.
El inicio del Salmo es espectacular. Todos los metales de la orquesta, encabezados por las trompetas de plata, lanzan al aire, como un “fanfare piafante”, el grito de júbilo que dará el tono a todo el Salmo: “Eterna es su misericordia”.
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Exulte la tierra entera y salten de alegría las islas innumerables ante esta gran noticia: nuestro Dios está vestido de un manto de misericordia, le precede la ternura y le acompaña la lealtad, y, desde siempre y para siempre avanza sobre una nube en cuyos bordes está escrita la palabra Amor.
Esta noticia de su eterno amor lo pueden también constatar todos los fieles en cuyas noches brilló el Señor como una antorcha de estrellas, y fue sombra fresca para sus horas meridianas.
¡Gloria, pues, eternamente a Aquel que vela nuestro sueño y cuida nuestros pasos!
Extraído del libro “Salmos para la vida” de padre Ignacio Larrañaga
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