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Novedades Fundación TOVPIL

No más mensajeros


Los vestigios de la creación, las oraciones vocales, inclusive las reflexiones comunitarias nos pueden hacer presente a Aquel que busca nuestra alma; pero nos lo hacen presente de una manera pálida y tamizada. La fuente viva y copiosa está lejos.


El alma puede saciar su sed en las aguas del torrente, pero el manantial de esas aguas está allá arriba, en el glaciar de las nieves eternas. Las aguas del torrente no alcanzan a saciar las aspiraciones últimas de la soledad humana.

El alma, en cuanto sorbe un vaso de esas aguas, al no quedar saciada, suspira por la fuente misma, por el glaciar, por él mismo y no por sus vestigios ni por sus fotografías.


No quieras enviarme

de hoy más mensajeros

que no saben decirme lo que quiero.

El alma no se conforma con los vestigios de la creación ni quiere intermediarios.

Busca otra cosa.


No se conforma con las aguas frescas que bajan saltando por las quebradas. Busca el manantial mismo.


Aspira a la posesión misma de la Presencia. Quiere la relación inefable y personal yo-tú, aquella comunicación identificante de presencia a presencia, la vivencia inmediata y personal con Dios.


Del libro Itinerario hacia Dios de Padre Ignacio Larrañaga

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