Los Ideales
«Los ideales son como las estrellas:
nunca las alcanzaremos.
Pero igual que los marineros
en alta mar,
trazaremos nuestro camino
siguiéndolas» (Jean Paul Sartre).
En realidad, estamos ante un ideal. Y el ideal es como una luz sobre una alta cumbre. Ante esa luz encumbrada se pueden tomar dos actitudes:
a) Negativa: Al ver que la luz está tan alta y que yo, cristiano, vuelo tan a ras del suelo, puedo comenzar a llenarme de tristeza y a castigarme a mí mismo con sentimientos de vergüenza y remordimiento, dando rienda suelta a los complejos de culpa.
De esta manera, el ideal, en lugar de ser fuerza de elevación, puede llegar a ser máquina de destrucción y causa de estrago.
¡Cuidado, hermano! Hay que vivir alerta para no rodar por ese precipicio. Es necesario renunciar a los complejos de omnipotencia y aceptar con paz lo poco que podemos. Acepta de entrada las limitaciones de la condición humana y esfuérzate por conseguir, en ese poco que puedes, el máximo rendimiento. Tendrás paz. Serás fuerte.
b) Positiva: El ideal será luz de tu camino, es decir, la conciencia crítica: a su luz podrás ver a cada instante si procedes según el espíritu del Señor o según tus instintos, y comprobarás si caminas por rumbos exactos o equivocados.
Después de cada caída, ¡Levántate! comienza otra vez; mañana será mejor, ¡camina!
Extraído del libro “Transfiguración” de padre Ignacio Larrañaga