top of page

Novedades Fundación TOVPIL

La Transitoriedad de lo que nos rodea

 

Ilusiones, apasionamientos, ansiedades, fantasías, miedos, proyectos…, todo es arrastrado inexorablemente al océano de la inexistencia. ¿Para qué sufrir? Nada queda vibrando, todo es sepultado en el templo del silencio igual que los ríos son sepultados en el mar.

 

La transitoriedad impone su ley sobre todo lo que comienza. Deja que los fenómenos nazcan, brillen y desaparezcan como luciérnagas. El Padre lo dispuso así. Él nunca pasa. Él permanece para siempre. El Padre es la Realidad.

Cuando una persona, mediante la observación y la meditación, llega a la convicción vital de la transitoriedad de cuanto lo rodea, cuando deja que las cosas sean y se desliga emocionalmente de cuanto no vale (no le «importa» lo que no importa), desde ese momento, esa persona queda inundada de una paz profunda, lo mismo que cuando el fuego de la lámpara se apaga, al consumirse por completo el aceite.

 

Tiene plena conciencia de sí, pleno dominio de sí, en cualquier circunstancia de la vida. Vive despierta. Ya trascendió la relatividad y colocó las cosas en orden: lo relativo en su lugar, y lo Absoluto en su lugar. En este momento se halla en disposición ideal para amar. Su relación con los demás estará tejida de comprensión, bondad y fortaleza.

 

Extraído del libro” Sube conmigo” de padre Ignacio Larrañaga

コメント


コメント機能がオフになっています。
bottom of page