- Fundación TOVPIL
- 1 dic 2023
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La sierva
“Soy una sierva del Señor; hágase, en mí según su palabra” (Lucas 1,38). Posiblemente, son las palabras más bellas de la Escritura. Ciertamente constituye una temeridad el pretender captar y sacar a luz tanta carga de profundidad contenida en esa declaración. Sólo trataré de abrir un poco las puertas de ese mundo inagotable, colocando en los labios de María otras expresiones asequibles para nosotros.

Soy una sierva. La sierva no tiene derechos. Los derechos de la sierva están en las manos de su Señor. A la sierva no le corresponde tomar iniciativas sino tan sólo aceptar las decisiones del Señor.
Soy una Pobre de Dios. Soy la criatura más pobre de la tierra, de consiguiente soy la criatura más libre del mundo. No tengo voluntad propia, la voluntad de mi Señor es mi voluntad; soy la servidora de todos, ¿en qué puedo serviros? Soy la Madre del mundo porque soy la Servidora del mundo.
¿Quién fue María? Fue aquella mujer que dio un Sí a su Señor y luego fue Fiel a esa decisión hasta las últimas consecuencias y hasta el fin de sus días. Fue la mujer que extendió un cheque en blanco, la que abrió un crédito infinito e incondicional a su Señor Dios y jamás se volvió atrás ni retiró la palabra. ¡Oh Mujer Fiel!
Del libro “El Silencio de María” de padre Ignacio Larrañaga
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