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Novedades Fundación TOVPIL

La Madre eterna


Madre, dolor, muerte, fecundidad, no son tan sólo palabras aproximativas o evocativas. Son expresiones tan entrañablemente emparentadas, tan condicionadas mutuamente que, en un cierto sentido, son palabras sinónimas.

 

La madre lo es todo a la vez: sagrada y terrena, piedra y estrella, aurora y ocaso, enigma y sangre, campana y silencio, milicia y ternura… Ella es como la tierra fértil, siempre dando nacimiento y siempre sepultando muertos, perpetuando incansablemente la vida a través de generaciones inmortales.

Pero, así como la hora del alumbramiento se desenvuelve tras la cortina, así todo el heroísmo de la vida de la madre transcurre en profunda sencillez, exenta de patetismo. Sufre y calla. Llora ocultamente. De noche, vela. De día, trabaja. Ella es candelabro, los hijos son la luz. Da la vida como la tierra: silenciosamente. Ahí

está la raíz de su grandeza y belleza.

 

El misterio de María se proyecta como una luz sobre la madre eterna, aquella que nunca muere y siempre sobrevive. La figura de María Madre asume y resume el dolor, el combate y la esperanza de las infinitas madres que han perpetuado la vida sobre la tierra.

 

Página 132 y 133 del silencio de María

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