El Evangelio, un himno a la alegría
Donde hay profundidad, hay vida. Donde hay vida, allí está el hombre. Y donde está el hombre, allí están conjuntamente la alegría y el dolor.
El dolor y la alegría tienen un mismo calado. Calado es la profundidad a donde llega la quilla de un navío, en relación y a partir de la línea de flotación. La hondura que alcanza el gozo alcanza también el dolor. Tanto se sufre cuanto se goza, y viceversa.
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Jesús fue el varón de dolores porque había sido un pozo de alegría, en la misma medida. Y pudo liberarnos del dolor porque había habitado anteriormente en la región del dolor y lo conocía por experiencia.
El Evangelio es una buena nueva, una alegre noticia.
Esta es la explicación de por qué el Evangelio es un himno a la alegría. Todo brota de la profundidad humana de Jesús; y esta región estaba habitada por la presencia amada del Abba, la paternidad acogedora de Dios. Por eso, su fuente interior se llama gozo, paz.
Extraído del libro “Del sufrimiento a la Paz “de padre Ignacio Larrañaga
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